Las construcciones llamadas Low Tech tienen sus orígenes en las tecnologías y estilos constructivos del medioevo, en las casas tipo “fachwerk” de Europa Central, pero se las populariza a partir de 1973 con el embargo del petróleo de la OPEC a los países industrializados. A estas construcciones arquitectónicas se las puede incorporar dentro de la conceptualización general del las “construcciones ecológicas”, pues es una caracterización que se inicio a partir de la cumbre de Río de Janeiro de 1992, en donde se proclamo el concepto del “Desarrollo Sostenible”, esto significa, la utilización de los recursos naturales de manera que no implique un daño irreparable (extinción o agotamiento por causas de su explotación, uso, y/ó contaminación) que no permita su utilización por parte de las futuras generaciones. Además el funcionamiento de dichas construcciones es también sustentable, como ser el caso de las construcciones diseñadas según conceptos bioclimáticos.
La sustentabilidad del hábitat construido está relacionado con los efectos de la construcción sobre el medio ambiente en todas las etapas del desarrollo, uso y reciclado de los materiales de la construcción que constituyen dicho hábitat construido, siendo estas premisas las básicas de este tipo de construcciones.
En una entrevista para la revista “Constructors”, la Arq. Montse Bosch lo resume de una manera muy clara:
“Consideramos construcción “Low Tech” aquella que está relacionada con materiales y soluciones constructivas cercanas, adecuadas a las realidades de los territorio y, incluso, fácilmente realizables con pocos medios.
Nosotros consideramos que los principios de la arquitectura y construcción LOW TECH se pueden resumir en:
- Recursos materiales de origen local
- Transferencia o adopción de la cultura tecnológica que se adapte a los recursos locales disponibles
- Sinceridad y facilidad de reproducción de la técnica constructiva empleada
- Conocimientos accesibles alejados de tecnicismos abstractos
- Simbiosis y colaboración con otros sistemas”
El interés hacia ciertos materiales denominados low tech, se basa en la relativa facilidad de la técnica que precisan. Para la concreción de una construcción ecológica se hace necesario un estudio previo de los materiales de la construcción a utilizar, sus orígenes, su mantenimiento y su disposición final, la que debe permitir su reciclado. Esto significa estudiar todo el ciclo de vida de la construcción. Materiales típicamente ecológicos son: madera y adobe, por esto se la denomina como low tech.
Estos materiales también resultan ser low cost, por su bajo precio y porque están muy vinculados a la autoconstrucción, además de ser abundantes, tienen un impacto energético asociado a su producción muy bajo, al ser naturales son más saludables y como son productos de proximidad, el impacto ambiental por su transporte es inferior, por lo que son materiales low environmental impact, es decir, de bajo impacto para el medio ambiente.
Uno de los arquitectos que se puede mencionar como referente de este movimiento es el ganador del Pritzker Wang Shu, quien consigue adaptar la construcción tradicional china a la actualidad modernizando las técnicas. Se trata de un movimiento complejo, ya que implica investigación e innovación para poder adaptar las prestaciones de los materiales y comprobar sus cualidades en lo referente a las exigencias de las normativas: resistencia al fuego, capacidad mecánica, por mencionar alguna.
La arquitectura conocida como low tech reivindica, precisamente, una revisión de las técnicas y materiales constructivos del pasado con el objetivo de que la edificación del futuro mantenga la eficiencia actual y tenga presente, a su vez, el impacto ambiental derivado de la actividad.