La buena iluminación de una habitación supone una cantidad de luz óptima, sin escasez ni excesos que generen fatiga visual y afecten el medio ambiente y el bolsillo. La determinación de los niveles de iluminación adecuados para una instalación no es un trabajo sencillo. Hay que tener en cuenta que los valores recomendados para cada tarea y entorno son fruto de estudios sobre valoraciones subjetivas de los usuarios (comodidad visual, rendimiento). El usuario estándar no existe y por tanto, una misma instalación puede producir diferentes impresiones a distintas personas. En estas sensaciones influirán muchos factores como los estéticos, los psicológicos, el nivel de iluminación…
Para saber que nivel de iluminación es el recomendable para cada habitación de nuestra casa, tenemos que hacer referencia a los lux, unidad que nace a partir de los lúmenes, encargados de medir el flujo luminoso, o lo que podemos llamar potencia.
Para que tengas una idea más clara, te diré que 1 lux equivale a 1 lumen por metro cuadrado. Es decir, tenemos una habitación que está iluminada por una bombilla de 1.000 lumen, y que mide 100 metros cuadrados por lo que podemos decir que el nivel de iluminación será de 100 lx.
Existen tablas muy completas con los niveles de iluminación recomendados según el tipo de actividad, 3COtectura te facilita una tabla una simplificada para el uso en las viviendas.
Viviendas | Iluminación media en servicio (lux) | ||
Mínimo | Recomendado | Optimo | |
Dormitorios | 100 | 150 | 200 |
Cuartos de aseo | 100 | 150 | 200 |
Cuartos de estar | 200 | 300 | 500 |
Cocinas | 100 | 150 | 200 |
Cuartos de trabajo o estudio | 300 | 500 | 750 |
Hay que tener en cuenta que los valores con los que se comercializan las bombillas en el mercado no miden el flujo luminoso (en lúmenes) sino su potencia (en vatios o watts). Y no existe una manera de convertir de forma directa un valor en otro, ya que el flujo luminoso no depende solo de la potencia sino también de varios otros factores, a saber:
- La temperatura de color de las bombillas: el tipo de luz que generan puede ser más frío o más cálido. Se definen tres grados de apariencia según la tonalidad de la luz: luz fría para las que tienen un tono blanco azulado, luz neutra para las que dan luz blanca y luz cálida para las que tienen un tono blanco rojizo. En los espacios también influyen el color de las paredes, suelos, techos y muebles. Aunque la elección del color de estos elementos viene condicionada por aspectos estéticos y culturales básicamente, hay que tener en cuenta la repercusión que tiene el resultado final en el estado anímico de las personas. Los tonos fríos producen una sensación de tristeza y reducción del espacio, aunque también pueden causar una impresión de frescor que los hace muy adecuados para la decoración en climas cálidos. Los tonos cálidos son todo lo contrario. Se asocian a sensaciones de exaltación, alegría y amplitud del espacio y dan un aspecto acogedor al ambiente que los convierte en los preferidos para los climas cálidos.
- El sistema de alumbrado: puede ser directo, si las bombillas apuntan hacia el lugar que deben iluminar, indirecto, si están dirigidas a paredes y techos y la iluminación se produce a partir de su reflejo, o difuso, si hay una mezcla de los dos sistemas anteriores. La luz directa es la que aprovecha mejor la capacidad de las lámparas y, por lo tanto, permite ahorrar energía, aunque también puede resultar la más molesta para los ojos y producir mayor fatiga visual. Cuanto más indirecta sea, el efecto se invierte: requiere un mayor consumo de energía, pero el cansancio visual que ocasiona es menor.
- El método de alumbrado: depende de la ubicación de las fuentes de luz. El alumbrado es general cuando pretende abarcar toda la estancia, y localizado cuando se concentra en un punto para tareas específicas, como leer o cocinar.
Un dato: mientras más alta esté la lámpara el deslumbramiento será menor. Si quieres iluminar una zona localizada (por ejemplo una mesa) , la altura de la lámpara debe estar a 45º con respecto a la altura de tus ojos.
Para facilitar el uso de esta medida de los lumens que es de una relativamente reciente utilización, he encontrado algunos cuadros que te serán de mucha ayuda. Allí podrás hacer el siguiente cálculo de watts a lúmenes:
- una bombilla incandescente de 100 vatios, equivale a 1300-1400 lúmenes
- una bombilla incandescente de 75 vatios, equivale a 920-970 lúmenes
- una bombilla incandescente de 60 vatios, equivale a 700-750 lúmenes
- una bombilla incandescente de 40 vatios, equivale a 410-430 lúmenes
- una bombilla incandescente de 25 vatios, equivale a 220-230 lúmenes
Tener una buena iluminación es muy importante tanto para el confort visual al realizar cualquier tarea como para lograr que los espacios sean agradables e incluso hacer que parezcan más grandes, en 3COtectura esperamos que este post te sea de ayuda.